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Después del cyberpunk, escrito por Carlos Sibid

Escritor de ciencia ficción en español

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Synthpop

Arrival of the Stalkers (2016), de TimeStalker

15 abril, 2017 by Carlos Sibid

Portada del álbum "Arrival of the Stalkers" (2016), de Timestalker

EP debut del suizo TimeStalker (en este enlace, puedes leer una reseña de su segundo trabajo: Pandemonium). Fascinante mosaico retrofuturista de una ciudad sumida en el caos y el pillaje, y de su particular cuerpo de seguridad: los Stalkers; una unidad de élite entrenada para enfrentarse a las más peligrosas bandas criminales y a los terroristas que, como una plaga, extienden el Mal entre los callejones y avenidas de la decadente capital del Estado.

Arrival of the Stalkers. Sirenas de policía. Una jungla de asfalto. Destrucción, vigilancia, estado policial. Poderosos sintetizadores de apertura que presentan un mundo caótico y salvaje. Brillante leitmotiv, melódico y hasta meloso, pero vigoroso, enérgico. El mundo puede estar al borde del colapso, pero hay una última línea de defensa que conviene no olvidar, los Stalkers. Y acaban de llegar a la ciudad…

Rise of the Pariah. Probablemente el corte más elegante y memorable del álbum. Sincero y etéreo, elegante, grácil y vibrante. Suaves atmósferas, sencillos beats y distintivos matices hacen del tema un auténtico placer para los sentidos. Los Stalkers toman la capital. Los ciudadanos, absortos, ignorantes, lo celebran. El reinado de los terroristas, los traficantes y las bandas criminales está a punto de tocar a su fin. Pero… ¿justifica el fin los medios?

Outbreak of Evil marca el comienzo de las hostilidades. Bandas de mutantes salen a las calles, armadas con bombas de iones y láseres de hidrógeno, sembrando el caos en los suburbios. Entre tanto, tres bombas detonan a la vez en el centro financiero de la capital. Miles pierden la vida. La Resistencia asume la autoría de los hechos. El Mal se extiende, poderoso, al ritmo de sonidos industriales, secos y violentos.

Call for Vengeance se inicia como la rareza y joya que en verdad es. Sutil, elegante, delicada, etérea. Se oyen ecos a bandas sonoras emblemáticas de los ochenta, a sintetizadores de Tangerine Dream, a John Carpenter y tantos otros. Corte de tono esperanzador; todo lo esperanzador, al menos, que algo puede serlo en el universo de los Stalkers. Los atentados terroristas se suceden, las víctimas, civiles, militares y policiales, se amontonan. La venganza se erige como la única respuesta ante una amenaza infinita, incomprensible y desproporcionada.

Ultra-Violence llega con la fuerza, el ruido y el estropicio que los láseres S-5000 de los Stalkers provocan en sus enemigos. Antagonistas de la peor condición, perturbados, criminales, diablos en vida. Y, no obstante, la acción los iguala a todos. Los Stalkers se convierten en villanos por unos instantes. Su capacidad para la destrucción es solamente comparable a sus ansías de revancha, de acabar con una plaga mortífera y demente ante la que solo puede lucharse con más caos. La ciudad es un infierno. El arribo de los Stalkers es una consecuencia inevitable; un precio necesario para purgar lo que, a todas luces, carece de sentido y humanidad. Ultra-Violence se regodea en los recovecos de una medida destrucción, donde agentes del orden y criminales hacen saltar la ciudad por los aires mientras se ajustician mutuamente. Todo ello al ritmo de las balas, los haces de luz láser y los sintetizadores de TimeStalker.

The Last Survivor. La guerra urbana toca a su fin. El fuego se extiende por las calles y las principales avenidas de la ciudad. Toneladas de escombros se amontonan en las aceras de parques y rascacielos. Entre ellos, una figura emerge, renqueante, herida, rota… victoriosa. El último de los Stalkers, con el brazo ensangrentado, la mandíbula rota, el casco agrietado por varios sitios, cojeando. Pero vivo. Una sonrisa se dibuja en su rostro. A sus espaldas, una montaña de cadáveres se incinera. Misión cumplida. Nuevos criminales surgirán, nuevas guerras se entablarán, pero cuando todo esté perdido, cuando el mundo parezca estar abocado a la desaparición total, una nueva hornada de Stalkers será enviada por el Gobierno para salvaguardar lo poco que aún queda por salvaguardar. El ciclo de la vida. El ciclo de la muerte. El ciclo de los Stalkers.

Duración: 28 min.

Filed Under: Música, Reseñas Tagged With: Música, Neo-Disco, Reseñas, Synthpop, Synthwave

Nowhere to Run (2017), de Xetrovoid

11 abril, 2017 by Carlos Sibid

Portada del álbum "Nowhere to Run" (2017), de Xetrovoid

El último disco de Xetrovoid llega con desbordantes dosis de sintetizadores y épica cyberpunk. Ya desde la portada, con amenazantes androides armados, se transmite una marcada sensación de desasosiego; sensación en la que, durante casi cuarenta minutos, se profundiza a base de duros y abrasivos beats.

Premonition. Una voz: He estado ocultándome en las sombras durante demasiado tiempo. Un cyborg fugitivo que solo trata de sobrevivir un día más. Lo único que conservo de mi anterior vida son fragmentos de memoria; y ellos me arrebataron aquella vida. Pero es el momento de encontrar a mi creador y terminar este viaje de una vez por todas. Es el momento de la revancha; prepárate… no hay ningún lugar al que huir. Sirenas, murmullos, decadencia.

Outnumberd inicia la cacería. Fugaz, rápida, acelerada, trepidante. Grandes beats. Uno de los hits del disco. Ellos son más, pero carecen de convicciones. No tienen nada que perder, nada que ganar. Son ricos, y lo son cada vez en mayor grado; e innobles, impíos. La justicia será brutal. Un momento de relax, dudas… No, no hay dudas. La venganza es inevitable. No hay nada que pueda detenerla… Y ningún lugar en el que esconderse.

Hiding in the Shadows. Se percibe cierta nostalgia; y un aroma nada disimulado a final de ciclo. El tiempo de esconderse ya ha pasado. Parece que haya sido toda una vida. ¿Lo ha sido? Una lluvia de pensamientos y recuerdos lo emborrona todo, densa y pesadamente…

Ravenous Machines. Tema maquinal, cibernético. El ritmo denota incertidumbre, prisas; angustia, incluso: la angustia de la máquina que busca huir de su propio pasado a través de la muerte y la destrucción. La máquina humanizada a través de las más bajas pulsiones. Brillante minuto final; una imposible lucha hombre-máquina. Sed de venganza, remordimientos, frialdad mecánica, ¿sufrimiento? Por supuesto.

Fragments of a Memory. El acceso al banco de memoria muestra todo el odio y rencor acumulados. El corte posee un halo etéreo y fugaz, frágil, sutil y atmosférico. Parece que todo fuera a esfumarse en cuestión de nanosegundos. Nos conecta momentáneamente con un pasado mejor, menos oscuro, vil, desasosegante; menos cyberpunk.

Payback. La venganza ha llegado, aunque solo sea en la mente y los circuitos internos del androide. Dos minutos de lucha interior; después, segundos de calma e incertidumbre. El tramo central de la canción ofrece la parte más delicada del álbum, percibiéndose una extraña armonía, paz. Ecos y distorsiones que reflejan el alivio interior del cyborg. Su lucha ha terminado, lo que durante tanto tiempo ha anhelado está cerca de tocar a su final. Y con ese final, una parte de sí mismo quedará para siempre enterrada. Nada volverá a ser como antes, ¿o sí?

A Vision from the Past. Se repite la estructura de Fragments of a Memory. Tras el corte de mayor trascendencia del álbum, la mente robótica se pierde en su propio y laberíntico cerebro, donde la imaginación y la nostalgia devuelven confusas imágenes de lo que pudo ser y no será; de lo que fue y dejó de ser. De lo que nunca será y debería haber sido…

Cyborg Club. Momento para la acción, para la venganza final, la lucha. Disculpe señor, ¿tiene invitación?, preguntan. Sí… Disparos. Muerte. Sintetizadores agresivos y por momentos arrítmicos, frenéticos. Destrucción.

Don’t Look Back. La huída que acompaña a toda venganza. La sangre (y el aceite) ha sido derramada. Ritmos acelerados, pero esperanzadores.

Drive Away. Un motor de combustión se pone en marcha. La inmensidad del mundo se abre ante el cyborg. Su historia toca a su fin; pero la vida sigue… Y el mundo gira, eternamente…

Un viaje a las entrañas de un cyborg fugitivo carcomido por los recuerdos de un pasado mejor. Quizá demasiado lineal, repetitivo, fragmentario, poco compacto, pero solvente y funcional.

Duración: 39 min.

Filed Under: Música, Reseñas Tagged With: Música, Reseñas, Retrowave, Spacesynth, Synthpop, Synthwave

Awakening (2017), de Robert Parker

9 abril, 2017 by Carlos Sibid

Portada del álbum "Awakening" (2017), de Robert Parker

Awakening es el nuevo trabajo de Robert Parker, un viaje cyberpunk alucinatorio a través de los tonos más amables y disfrutables del synthpop y el retrowave. En el propio Bandcamp del músico sueco, se apunta que 2017 va a ser un gran año para la realidad virtual, con muchos tratando de escapar de este planeta cada vez más inestable.

Running Wild establece las pautas sonoras sobre las que el álbum va a moverse; elegante, fluido, con ecos a Daft Punk, potente e incansable, y con un esquema basado en el continuo flujo de unos y ceros virtuales y sonoros; digitalización extrema. Sonidos penetrantes y precisos, maquinales.

Showdown penetra de lleno en el complejo y vasto vacío del ciberespacio. Un divertido, bailable y agradecido viaje de ida hacia el centro de la máquina; hasta el corazón de la fría y mecánica I.A., del simulacro, de la irrealidad que se antoja más real que la propia realidad. Ritmos de pista de baile en lo que está llamado a ser un hit de las raves retrofuturistas del Madrid decadente de 2067. Magistral broche final, con un lento y suave interludio que permite al exhausto navegador de la Red recuperar el aliento.

On the Run continúa temática y formalmente el camino iniciado por Showdown, añadiendo nuevas capas y constricciones. Un escape prolongado y continuado en el tiempo, con beats concisos y sonidos adictivos. El salto virtual es ya inapelable. La mente se resiente, las pulsaciones se aceleran, el riego sanguíneo se intensifica, los músculos se estremecen.

Power. Sonidos más duros, sintetizadores más pesados; el poder de la virtualización ofrece su cara más áspera y distópica. Cambios de registro, pasajes ambientales, rupturas de ritmo… La máquina muestra sus picos y valles, la rave cyberpunk exige mentes más abiertas, más y mejor conectadas al hiperespacio, o a la helio-esfera. La canción más corta del álbum, y también la más intensa, ¿la más bailable? El cuerpo no, pero la mente disfruta, las conexiones neuronales se disparan, se asocian y disocian, jocosas, felices.

DiscoDeath llega de imprevisto. Sonidos oscuros y densos, recuperando las atmósferas de Running Wild, pero pasadas por una trituradora y bañadas en salsa picante; más impías. El universo Tron se percibe a lo lejos, Daft Punk sonríen detrás de sus cascos. Una deliciosa muerte disco; muerte por sobredosis de sintetizador. El mundo real queda ya demasiado lejos. El breve interludio central ofrece una nota de diversión y espontaneidad, de individualidad dentro de la perenne homogeneidad.

Out of Love se inicia continuista, pero pronto emerge como un sutil encerado de matices, con notas disonantes añadiendo verdad y sustancia a un viaje terminal, pero necesario. La contaminación, las guerras, el hambre, la enfermedad y el caos del mundo han quedado afuera por unos instantes. El cerebro prevalece. La realidad virtual triunfa.

Portada deliciosa, por cierto, con un prototípico miembro de banda callejera cyberpunk. Implantes cerebrales, prótesis de brazo y pierna. Unión perfecta hombre-máquina, altavoz-cerebro.

Duración: 31 min.

Filed Under: Música, Reseñas Tagged With: Lazerdiscs Records, Música, Neo-Disco, Reseñas, Retrowave, Slowmo, Synthpop, Synthwave, Techno

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MOMENTUM, mi primera novela… ¡Ya a la venta!

"Momentum" (2019), de Carlos Sibid

Sobre mí

Me llamo Carlos Sibid y soy un devorador de ciencia ficción y cyberpunk en todas sus formas.

Esta web nace fruto de dos necesidades: la de crear un punto de encuentro en español para los fans, consumidores y seguidores de esta forma de vida; y la de dar rienda suelta a mis necesidades literarias; a mis reseñas y a mis violentos, hipertecnologizados y viscerales escritos.

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